Informe meteorológico de un amor primaveral

10 de diciembre de 2012


Y así fue como se oscureció todo: Luego de tantos días de pesadumbre, calor intenso al comienzo y mucho mal humor. Después de una época de estancamiento que parecía perpetua. Desentendimiento. En busca de una pequeña gota de agua en todo el desierto.
     Y luego, oscuridad.  Silencio, expectación. Viento. El calor intenso ya no estaba, el pegote tampoco pero soplaba un augurio de cambio; el viento. Volaban hojas, se sacudían los árboles y no cesaba la confusión. Sigo sin entender muchas cosas, todavía no llega la lluvia, la resolución de estas semanas de primavera, donde todo cambia y las cosas terminan y empiezan.
     Llueve. Al fin llovió, pero se inundó toda la ciudad. Se desbordaron las cosas, el agua entró por todos lados. El clima ya no es el mismo de siempre. Todo ya es extremo. Luego, vino la calma. Poco a poco fue bajando el agua y se calmaron las cosas. Solo se implora que no haya más desierto, que no empiece de nuevo el estancamiento. Ya no hay agua, ya no hay desierto, pero el pastizal está tan destrozado que ya no se piensa que pueda volver a crecer allí ninguna flor.
     No pienso dejar que se arme ningún desierto más entre nosotros pero ya no es lo mismo. Nada es lo mismo y lo sabemos. El clima está tan afectado que nada va a ser igual y ya no se en donde estoy pisando ni lo que va a pasar, ni incluso lo que siento. Pero prefiero ser solo una amiga a volver a ser un desierto o un bache en el tiempo de algo inconcluso que nunca se resolvió. ¿Qué somos? ¿Qué no somos? ¿Qué vamos a ser? El día a día va creando nuestro futuro. El tiempo está pasando y haciendo lo suyo.
The best is yet to come.

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