Y así fue como se oscureció todo: Luego de tantos días de pesadumbre, calor intenso al comienzo y mucho
mal humor. Después de una época de estancamiento que parecía perpetua. Desentendimiento. En busca de una pequeña gota de agua en todo el desierto.
Y luego, oscuridad. Silencio, expectación. Viento. El calor intenso ya no estaba, el pegote
tampoco pero soplaba un augurio de cambio; el viento. Volaban hojas, se sacudían los árboles
y no cesaba la confusión. Sigo sin
entender muchas cosas, todavía no
llega la lluvia, la resolución de
estas semanas de primavera, donde todo cambia y las cosas terminan y empiezan.
Llueve. Al fin llovió, pero se inundó toda la ciudad. Se desbordaron las cosas, el agua entró por todos lados. El clima ya no es el mismo de
siempre. Todo ya es extremo. Luego, vino la calma. Poco a poco fue bajando el
agua y se calmaron las cosas. Solo se implora que no haya más desierto, que no empiece de nuevo el
estancamiento. Ya no hay agua, ya no hay desierto, pero el pastizal está tan destrozado que ya no se piensa que pueda
volver a crecer allí ninguna flor.
No pienso dejar que se arme ningún desierto más
entre nosotros pero ya no es lo mismo. Nada es lo mismo y lo sabemos. El clima
está tan afectado que nada va a ser
igual y ya no se en donde estoy pisando ni lo que va a pasar, ni incluso lo que
siento. Pero prefiero ser solo una amiga a volver a ser un desierto o un bache
en el tiempo de algo inconcluso que nunca se resolvió. ¿Qué somos? ¿Qué no somos? ¿Qué vamos a ser? El día a día va creando nuestro
futuro. El tiempo está pasando y
haciendo lo suyo.
The best is yet to come.
No hay comentarios:
Publicar un comentario