Julio

9 de julio de 2019


Y arrancó julio nomás y con él empezamos la segunda mitad del año. El “cómo pasa el tiempo” ya se está volviendo una frase cada vez más usada y gastada, pero por la tanta verdad que contiene.
Arrancó julio y con un eclipse de sol. En cáncer (para los astrólogos). No sé bien qué significa eso para mi signo pero leí por ahí que se abre como una ventana de seis meses donde se van a dar varios cambios. Me intriga qué pasará.
Más allá de eso, desde el lado emotivo el eclipse fue un acontecimiento hermoso. No lo pude ver directamente porque en casa todos los edificios tapaban (y el sol estaba ya casi en el horizonte), además de que estaba todo nublado. Pero sintonizamos TN (lo pasaban en vivo desde San Juan) y luego vimos unas fotos tremendas que me emocionaron muchísimo. Fue un día especial. Los eclipses y demás acontecimientos naturales tienen ese je ne se quoi que te hacen sentir chiquito y te hablan de la finitud. Te conectan con lo más profundo del ser humano y lo que hay “más allá”. O por lo menos así lo vivencio yo.

Después de eso se vino mi cumple, el 5. Una semana muy movida para mí como verán. Cayó viernes y encima de fin de semana largo. Nada más se podía pedir. Fuimos a cenar con papá el jueves y en el restaurante al que fuimos (Sucre) me invitaron dos copas de champagne y una mini torta a las 00h. Así lo empecé, contenta y con la panza llena. Almorcé con mi hermana y festejé con ella también. Después ellos se fueron de viaje el 6 a Mar del Sur. Siguen ahí hasta mañana. Yo me quedé porque quería festejar el cumple en casa con amigos y porque tenía (y tengo) que estudiar bastante.
A la noche festejé con mis más íntimos con un goulash riquísimo de mamá y un marquise de chocolate y crema que me hizo Martu. Una delicia todo.
Al día siguiente, el 6 a la noche, vinieron a cenar amigos y amigas mías como a las 21.30 y nos quedamos festejando, jugando al jenga y otros juegos hasta como las 4. Se ve que mal no la pasaron. La pasé super bien. Y más relajada que otros años. Mi problema es que me pongo ansiosa, nerviosa, pensando en que todos la pasen bien y tengan todo lo necesario y a veces mis niveles de ansiedad se disparan más de la cuenta. Este año me mentalicé tomármelo con soda, más tranquila. Lo pude lograr. Obvio que todo es de a poco. No estaba 100% tranqui pero en comparación con el año pasado sí.
Después hubo mucha gente que me canceló a último momento y varios de ellos sin un motivo razonable. No me molesta que falten si les pasa algo (ej, una amiga se descompuso en el almuerzo y por ende no me puede avisar con anticipación que va a faltar). Lo que me molesta es que si ya sabes que no vas a venir por paja, frío o lo que sea, me lo avises a ÚLTIMO MOMENTO (literal a las nueve y media de la noche). Avísamelo un par de días antes. Yo no tengo drama, me organizo. Pero me terminó pasando que compré comida para como veintipico de personas que íbamos a ser y terminamos siendo como 15.
Me quedó un sabor amargo con algunas personas. También es la época. Estoy en un momento en que me estoy replanteando muchísimas cosas sobre todo. Sobre mi actitud hacia las cosas, sobre cómo reacciono, la gente con la que me relaciono, en fin muchas cosas que llevan su proceso de cambios. Será el eclipse? 😉 JAJA joda.

En definitiva, fue una muy buena semana con un montón de cosas, actividades y pensamientos y ahora se viene la parte donde más concentración le tengo que meter porque empiezo la semana de finales. Una semana a puro estudio y luego, vacaciones amadas.
Vacaciones para poder leer mucho más (ahora estoy como con 3 libros empezados y voy leyendo un poquito de cada uno muy cada tanto). Poder cocinar, salir a pasear y descansar antes de empezar la segunda mitad del año. Envíenme fuerzas para esta semana que las voy a necesitar mucho!

Sí, fue un posteo bastante largo. Pero bueno, no posteo casi nunca así que uno largo cada tanto tenía que tocar. Espero que tengan una hermosa semana y nos leemos pronto!