Y en esos momentos lo único que quería era asesinar a alguien. Bah, no, mejor no. Alto manicomio y prisión me mandarían. Bueno, quería romper algo. Sí, era eso. Ninguna otra cosa se me cruzaba por la cabeza más que agarrar ese vaso de vidrio lleno de gaseosa y lanzarlo a la pared.
También en la cabeza se me cruzaban los pensamientos de volcar todo esto en una historia, y así lo hice, o por lo menos lo intento. Pero es diferente cuando uno está viviendo el momento y tiene frescos los sentimientos de ira, o lo que sea. Igualmente siempre vuelven. Siempre.
(Documento de Block de notas encontrado hace unos días. Quién sabe lo que se me habrá cruzado por la cabeza al escribirlo o con quién estaría enojada...)
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