Frío. Viento frío y seco siento calando por mis huesos en
este invierno frío, frío. Siento un pitido en mis oídos. No se va. En el parque
no se escucha ni se ve ningún niño con quien jugar, los toboganes están
empolvados, los columpios rechinan, se ven tristes en soledad, moviéndose con
el viento. Cae la tarde como todas. Estoy aquí, no sé muy bien cómo llegue ni
cuándo, solo sé qué hace mucho frío y que no tengo suficiente abrigo con que
cubrirme. ¿Dónde están los otros niños? ¿Dónde está mamá? Quiero irme a mi
casa. Se hace cada vez más difícil dar pasos, está todo muy confuso y el
silencio me molesta. Qué extraño, los árboles tienen un color algo rojizo. La
calle está tan desierta, no se oye nada y sin embargo no puedo quitarme este zumbido
de la cabeza. Toso. Toso más. Necesito algo de comer, ya siento que estoy
desapareciendo. Mis manitas se ven borrosas, es decir, creo que todo se ve
borroso ya. Veo un banco sumergido en el interior del parque y me dirijo hacia
él. Aquí podré dormir algo, tengo mucho sueño y no sé cómo llegar a mi casa.
Tengo mucho miedo. ¿Qué ha pasado? Mientras me abrazo el cuerpo contra mis
piernas en el banco para sentir menos el frío observo fijamente lo que queda de
un periódico lleno de polvo, tierra y escombros. Leo la fecha, Sábado 26 de
abril, 1986. No me acordaba en qué día estábamos. Sin embargo, ¿por qué me
resulta tan familiar esa fecha? ¿Fue hoy? No, imposible. Ah! Aquel día habíamos quedado en este mismo
parque con mis amigos para un partidito de pelota. Pero, no me acuerdo quién
ganó. De hecho, tampoco me acuerdo haberlo jugado. Fue hace mucho ya de eso.
Ojeo un poco el diario mientras veo una rata tendida boca arriba detrás de
donde estoy sentado. Ay mamá, ¿dónde estás? No me gustan las ratas. Parece dormida
pero me gustaría que la saques. La última vez que la vi a mamá se estaba
peinando en su habitación y me dio un beso. Me dirigía aquí, a este parque, fue
ese veintiséis, me tocaba a mi llevar la pelota para el partido. ¿Qué pasa?
¿Dónde están Iván, Marko y Viktor? Ya no puedo verme los pies. Tengo mucho
frío. Solo me acuerdo… una explosión. ¡Papá! Creo que algo se prendía fuego. Un
hongo salía de donde trabaja papi, ayer en su oficina no había visto eso. ¿Qué
pasa? ¿En dónde estoy? Se me nubla la vista. ¿Mamá, papá, en dónde están? ¿A
dónde voy? Estoy solo, tengo frío y ya no veo nada.
Lo escribiste vos, Vic?
ResponderEliminarsii, lo publique en una pag de un taller literario hace poco
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