Hay un punto donde el
mar se confunde con el cielo, y las nubes se tiñen de rosa. Se desfiguran mientras desaparecen formando
figuras oscuras y misteriosas. Las olas bañan de agua la costa mientras crece
la espuma. Las pocas y sabias personas que quedan lo miran. Las otras solo
esperan irse, dando por sentado que otro vendrá. Nosotros miramos cada momento,
cada segundo, hasta que se esconde en el oeste. Le da paso al magno satélite
blanco con sus luceros de compañía.
Otro día se va y se va con
recuerdos. Memorias vividas de un día
imperfecto pero glorioso, a su manera.