"Me gustaría contarle que no vine
a la facultad a cerrar teorías, sino a expandirlas. Que no vine a la facultad a
que me quiten las dudas, sino a que me las creen. (…)"
"Ojalá se ponga a bailar
la tarantela arriba del escritorio, u opine que no sabe qué significa realmente
el alhajero en el sueño de Dora. Que se emocione contando un caso clínico, que
se ría, que llore hasta desmayarse, que me demuestre de alguna forma que un
litro de sangre le corre por las venas, que me haga sentir, por favor, que me
haga sentir, que no es posible la psicología sin pasión, que me reafirme una y
un millón de veces que vale la pena y la alegría dedicar la vida a algo,
dedicarle la vida a esto (…)".
"Cómo me gustaría decir: «Todavía
estoy tratando de entender más allá del principio del placer». Pero están los
cuántas materias cursás este cuatrimestre, y los yo me saqué un diez, y yo me
saqué un once, y tengo el tercer parcial de Psicopato, y los cognitivos son
unos pelotudos, y Lacan es Dios, y ¿los teóricos son obligatorios? Y nadie
habla de la angustia, del terror que da saber que un día vas a ser psicólogo,
que vas a estar frente a una persona que sufre, que te fue a pedir ayuda, que
quizás no sepas darla, que tal vez te tengas que tragar haber leído psicología
de las masas nueve veces en catorce materias diferentes dividido en fragmentos,
que probablemente no alcance haberte sacado un diez en psicoanálisis cuando
alguien te cuente que falleció su hijo, que la dejaron al año de casarse, que
su laburo es una mierda, que es judío y se enamoró de una católica, que tiene
leucemia, que su papá no la quiso, que su hermano consume cocaína, que su casa
está hipotecada, que una voz le dice que se mate y las mil idas y venidas que
puede llevar a una cabeza de acá para allá, con su neurosis, su psicosis, su
época, su suerte, y sus casualidades. Que vas a estar solo, carajo. Por mucho
equipo interdisciplinario, supervisión, y teoría con los que cuentes, en el
fondo, vas a estar solo. Y si no te mueve el deseo, ahí no va a haber nada".
"(...) Y así va, joven del nuevo siglo,
llevándose puestas las materias, recibiéndose —con mi debido respeto— con
Psicología del Deporte porque «no tiene mucha carga», y no porque realmente le
interesa. Y ya me lo figuro a usted ahí, frente a un paciente, señalando su
título impecable: «¡Le prometo que lo voy a curar de todo, rápida y
efectivamente!». Ya me lo imagino, sorprendido, si una interpretación no le
funciona: «¡Pero si yo cursé Psicopatología con la cátedra más difícil!». Ya me
lo imagino, mudo, cuando la angustia ajena le atraviese los huesos: «¡De esto
no me hablaban en la facultad…!»".
"(...) Mi compañero a la derecha asiente
lo que escucha, en silencio. El monstruo de la universidad me toma
desprevenida, y me encuentro también asintiendo. Del miedo nadie está a salvo.
Despertémonos".
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