Y arrancó julio nomás y con él empezamos la segunda mitad
del año. El “cómo pasa el tiempo” ya se está volviendo una frase cada vez más
usada y gastada, pero por la tanta verdad que contiene.
Arrancó julio y con un
eclipse de sol. En cáncer (para los astrólogos). No sé bien qué significa eso
para mi signo pero leí por ahí que se abre como una ventana de seis meses donde
se van a dar varios cambios. Me intriga qué pasará.
Más allá de eso, desde
el lado emotivo el eclipse fue un acontecimiento hermoso. No lo pude ver
directamente porque en casa todos los edificios tapaban (y el sol estaba ya
casi en el horizonte), además de que estaba todo nublado. Pero sintonizamos TN (lo
pasaban en vivo desde San Juan) y luego vimos unas fotos tremendas que me emocionaron
muchísimo. Fue un día especial. Los eclipses y demás acontecimientos naturales
tienen ese je ne se quoi que te hacen sentir chiquito y te hablan de la
finitud. Te conectan con lo más profundo del ser humano y lo que hay “más allá”.
O por lo menos así lo vivencio yo.
Después de eso se vino
mi cumple, el 5. Una semana muy movida para mí como verán. Cayó viernes y encima
de fin de semana largo. Nada más se podía pedir. Fuimos a cenar con papá el
jueves y en el restaurante al que fuimos (Sucre) me invitaron dos copas de
champagne y una mini torta a las 00h. Así lo empecé, contenta y con la panza llena. Almorcé con mi
hermana y festejé con ella también. Después ellos se fueron de viaje el 6 a Mar
del Sur. Siguen ahí hasta mañana. Yo me quedé porque quería festejar el cumple
en casa con amigos y porque tenía (y tengo) que estudiar bastante.
A la noche festejé con
mis más íntimos con un goulash riquísimo de mamá y un marquise de chocolate y
crema que me hizo Martu. Una delicia todo.
Al día siguiente, el 6
a la noche, vinieron a cenar amigos y amigas mías como a las 21.30 y nos
quedamos festejando, jugando al jenga y otros juegos hasta como las 4. Se ve
que mal no la pasaron. La pasé super bien. Y más relajada que otros años. Mi problema
es que me pongo ansiosa, nerviosa, pensando en que todos la pasen bien y tengan
todo lo necesario y a veces mis niveles de ansiedad se disparan más de la
cuenta. Este año me mentalicé tomármelo con soda, más tranquila. Lo pude
lograr. Obvio que todo es de a poco. No estaba 100% tranqui pero en comparación
con el año pasado sí.
Después hubo mucha
gente que me canceló a último momento y varios de ellos sin un motivo razonable.
No me molesta que falten si les pasa algo (ej, una amiga se descompuso en el almuerzo
y por ende no me puede avisar con anticipación que va a faltar). Lo que me
molesta es que si ya sabes que no vas a venir por paja, frío o lo que sea, me
lo avises a ÚLTIMO MOMENTO (literal a las nueve y media de la noche). Avísamelo
un par de días antes. Yo no tengo drama, me organizo. Pero me terminó pasando
que compré comida para como veintipico de personas que íbamos a ser y
terminamos siendo como 15.
Me quedó un sabor
amargo con algunas personas. También es la época. Estoy en un momento en que me
estoy replanteando muchísimas cosas sobre todo. Sobre mi actitud hacia las
cosas, sobre cómo reacciono, la gente con la que me relaciono, en fin muchas cosas
que llevan su proceso de cambios. Será el eclipse? 😉
JAJA joda.
En definitiva, fue una muy
buena semana con un montón de cosas, actividades y pensamientos y ahora se
viene la parte donde más concentración le tengo que meter porque empiezo la
semana de finales. Una semana a puro estudio y luego, vacaciones amadas.
Vacaciones para poder
leer mucho más (ahora estoy como con 3 libros empezados y voy leyendo un
poquito de cada uno muy cada tanto). Poder cocinar, salir a pasear y descansar
antes de empezar la segunda mitad del año. Envíenme fuerzas para esta semana
que las voy a necesitar mucho!
Sí, fue un posteo
bastante largo. Pero bueno, no posteo casi nunca así que uno largo cada tanto
tenía que tocar. Espero que tengan una hermosa semana y nos leemos pronto!